Capítulo 8×03: cuando la realidad supera a la ficción

Este episodio ha marcado un cambio de tramas en el que tienen que explicar la resurrección de un gato, y donde han roto a drede una tablet de alta gama. El gato no sufrió ningún daño dado que se usan falsos para las grabaciones. Este episodio sigue marcando buenos datos y supera en tramas a todos los anteriores, sin embargo, tanto es que los supera, que empiezan a pasarse: los secretos de Doña Fina y su amplio carácter marcan una trama de misterio que hace que nadie, la compare ni con Izaskun ni con la armadillo: no hay color entre una y otra.

AUDIENCIAS TV

La serie acaba demasiado tarde y eso repercute en la audiencia, tanto, que aunque líder, la audiencia sigue bajando casa semana: las propuestas pasan por dar comienzo al episodio a las 22h y emitir el making of después, pero no lo van a hacer: si sigue bajando la audiencia, se lo pensarán.

El making of del capítulo 8×02 fue visto por 2.423.000 espectadores y un 11,7% de cuota share.

El episodio 8×03, Una piña, una gogó cuarentona y un tiburón de dos penes, se queda con 3.507.000 espectadores y un 22,0% de cuota share.

La reposición del capítulo 6×03, Una arqueta, un mercadillo y una ejecución hipotecaria se queda en el ya muy iniciado late night con 926.000 espectadores y un 19,1% de cuota share.

AUDIENCIAS SOCIALES

La liga se lleva el primer puesto en comentarios, pero la que se avecina volvió a ser TT aunque solo en segunda posición: el hastag #LQSA3 no consiguió el podio número 1.

62% de personas que comentaron el episodio eran hombres frente al 37% de las mujeres. 57% de comentarios positivos pero 42% negativos, más de un 25% de los negativos por las altas horas a las que finalizan los episodios.

38.010 comentarios totales, 24.365 usuarios y a las 22:42 cuando dio comienzo el episodio, minuto de oro con casi 900 comentarios.

ANÁLISIS

Misión imposible: evitar el derrumbe de Montepinar

La comunidad se despierta con una enorme grieta que abre desde el garaje hasta el cuartito de basuras del bajo: cuando Coque se da cuenta, se lo cuenta de inmediato a Antonio y Enrique, quienes no pueden creer lo que están viendo. Al llamar a un experto, este indica que si la grieta se sigue extendiendo, el edificio será inestable y que podría derrumbarse, si no avanza, el edificio no se derrumbará. Ante esa situación, deberán abonar unos 150.000 euros para el arreglo, son 15.000 euros por vecino de derrama que, si reclaman al arquitecto, no tendrán que pagar.

Cuando Enrique y sus ‘influencias’ en el Ayuntamiento consiguen saber quién diseñó Mirador de Montepinar, descubren que el arquitecto usaba arquitectos que no querían mostrar sus diseños y que los hacían para él: Jorge Crespo se lió con Raquel y es precisamente en eso en lo que se les ocurre chantajearle a través de ella, pero para eso primero Raquel tiene que ceder y a Enrique, se le ocurre chantajearla con integrarla en las denuncias por la grieta del edificio dado que era la jefa de ventas de la constructora que vendió tales pisos, conociendo de antemano el penosos estado de estos y los elevados precios que se pedían por ellos.

El arquitecto no sabía ni de la existencia de Montepinar, Mirador de qué es para el, pero de Raquel sí se acuerda: nunca pisó el edificio. El jefe de la constructora que quebró fue capturado, pues estaba en busca y captura y se encuentra en prisión. Enrique y Antonio acuden a verle para reclamarle el dinero del arreglo pero este insiste en que no tiene nada, por eso está preso y que le dejen, que tiene una partida de Mus con Bárcenas.

Con Raquel en el plan, Enrique planea hacerle fotos al arquitecto mientras se está acostando con Raquel, para así chantajearle y que pague los 150.000 euros del arreglo, sin embargo, y aunque el plan inicial era llevarlo a comer a un restaurante para luego acostarse en casa de Enrique, allí recibe un whatsapp de su mujer, la cual le dice que su hijo lo espera antes de dormir y tras ello no puede traicionarla. Como no lo consiguen por este medio, Enrique decide planear que Raquel acuda a su propia casa, que resulta ser un gran chalet para que allí no se pueda negar y consigue hacer las fotos, pero su mujer llega y los pilla. Para disimularlo, finge que Enrique con una cámara que ni entiende y Raquel son magos, y que vienen a hacer un espectáculo para el hijo del arquitecto, que no tiene amigos y los que tiene son comprados por sus padres a 100 euros el día, y no lo sabe.

Tras un espectáculo lamentable y un plan de huida de emergencia, Recio y Coque, por otro lado, actúan como los payasos justicieros para que el arquitecto pague, y deciden derribar su casa con explosivos que se quedan en petardazos. Como eso no funciona, deciden Destruir su coche con explosivos y lo consiguen, tanto que no se pudieron imaginar que ese era su único bien preciado de validez, que estaba en la ruina y que la adinerada, era su mujer… Ahora, y por una des-coordinación de ambas partes, la comunidad está en el caos ante una derrama que se les viene encima: deben reunir 150.000 euros o el edificio se cae. A los vecinos les han ocultado las grietas a través de Coque, al que aconsejan pintarlas para disimular y este pinta un árbol a lo infantil con lo que lo disimulan causando revuelo a todos los vecinos, quienes discuten por con qué color repintar las zonas comunes: todos se ponen de acuerdo para pintarlo de azul menos Doña Fina, que lo quiere de Blanco…

Doña Fina ¿Lo sabe todo de los vecinos porque es Bruja?

Ante un desbaratado plan de Enrique y Recio, Coque pinta un árbol en las zonas comunes para tapar una grieta y los vecinos se quejan y discuten sobre de qué color repintar las zonas comunes. En tal discusión, acuerdan que sea color azulado, pero Doña Fina, la señora nueva, prefiere el Blanco. En un arrebato sin justificación alguna, decide  quemarle la barca a Fermín, la que usa para asar espetos en zona comunitaria a la salida del Bar. Los Vecinos saben que ha sido ella y Leo tiene la prueba: una cámara que él puso graba el garaje, curioso que no sea la zona donde hay una grieta que Coque debía tapar o lo habrían descubierto todo, pero a tal caso, consiguen la prueba de que fue Doña Fina la que quemó la barca del Espetero Trujillo y deciden enseñarle la prueba con la tablet XPERIA Z2  de Leo: no se podían imaginar que ella, al medio admitir y sin darse cuenta tras negarlo que fue ella, tiraría al suelo com fuerza la tablet de Leo y la rompería con ello: pobre, ha perdido 500 euros, debería ser un crimen ya que encima no lo paga, pues ya antes le había dado un toque a su coche, y no precisamente para solo rallarlo…

Los Vecinos, en colaboración propia y sin que Antonio y Enrique así como Raquel que van a su plan anteriormente indicado lo sepan, deciden planear secuestrar al gato de Doña Fina para hacerla así pagar por su ‘crimen’, el de la tablet de Leo, quemar la Barca del espetero y otros tantos. En ese desesperado plan, Fermín se cuela al balcón de Fina y consigue al gato sin que esta se de cuenta, pero pierde la sensibilidad a culpa de llevar al gato para pasar al otro piso y cae a la pérgola de Enrique: ala, otra más, ya van unas 20 más o menos… 22 mejor, o peor. Fermín sale vivo sin contusión alguna más que el susto, pero el gato, ha muerto: deciden llevárselo a Judith, quien  no da crédito y deciden enterrarlo en el descampado cercano al edificio. Tras ello, Doña Fina acusa a los Vecinos del robo del gato y de su muerte en lo que acusa a Recio y este se entera por Berta de que los vecinos lo han matado: al día siguiente, cuando van a explicar a Doña Fina lo sucedido y pedirla disculpas, ella abre la puerta sujetando en su mano al gato que estaba muerto: no dan crédito a lo que ven sus ojos por lo que deciden acudir con urgencia al lugar del descampado donde enterraron al gato y comprueban que este ya no está: ¿Resucitó, fue doña Fina, es bruja, adivina, maga…? ¿Qué secretos oculta esa mujer?

Amador y Maite, vendedores ambulantes de perritos calientes




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